La fotografía es una representación, una fracción, una demarcación, una puesta en escena, una provocación, una mirada arbitraria, una sección elegida; no es, de ningún modo, veraz, ni es la realidad, aunque puede parecerlo. El autor juega permanentemente con el espectador, con su mirada ajena, interviene en sus indefinidas emociones; juega con sus experiencias previas, mostrando coincidencias o discordancias, con anteriores visiones fotográficas; juega con su cultura imbuida y asentada, potente, natural o liviana; juega con su razón ideológica, comunicando ideas o rompiendo mensajes insustanciales, juega con su capacidad o incapacidad.
Con el título “I´MPERMEABLE” Leslie Osterling nos muestra, en más de una veintena de obras, la configuración de un proyecto expositivo que sobrepasa el límite de la fotografía narrativa, acercándose a la deadpan photography o fotografía impasible, pero aplicándola a horizontes, territorios y océanos, obteniendo un resultado que trasciende la narración estética de un estado y estilo propio.
“Las imágenes que he capturado son un refugio donde me siento segura. Su contemplación revive los recuerdos de los lugares y los momentos que más añoro y me dan esa fuerza para enfrentarme el caos actual”.
Sus paisajes son estudios de luz, de agua y de una atmósfera atrayente, en los que se intuye el esfuerzo en capturar analogías y diferencias para registrarlas en la memoria, sugiriendo que el mar es uno -siempre parecido-, generando tiempo interrumpido en la equivalencia de sí mismo, evidenciando movimiento y desequilibrio. Son imágenes que hablan del vacío, de lo etéreo, de la magnitud de la naturaleza frente a la insignificancia del ser humano.
Leslie trabaja con la no-expresividad como parte de una estrategia para cuestionar los valores y métodos tradicionales de la fotografía contemporánea, evitando celosamente emociones obvias, haciendo que el espectador, necesariamente, tenga que leer e interpretar el contenido.
Pero las obras de Leslie, al mismo tiempo, son un reflejo del sentimiento de profunda admiración y pavor por la fuerza de la naturaleza, tan majestuosa y hermosa, pero a la vez tremendamente cruel, donde la erosión de los elementos es implacable.
José María Díaz-Maroto
Comisario